Las primeras invasiones se dan a partir del gobierno del emperador Marco Aurelio como la de los Mauri, que presionaban las fronteras occidentales del Imperio.
Los mauri se establecían en las montañas del Rif, cercanas al Estrecho de Gibraltar, lo que les permitió fácilmente invadir la provincia romana de la Bética en el sur de la Península.
El legado de la Bética, Aufidius Victorinus, utilizó a la Legio VII Gemina para rechazar esta invasión.
Una segunda incursión de los mauri parece que tuvo lugar hacia el 177-180 d.C. pero Roma de nuevo consiguió controlar la situación.
Los mauri se establecían en las montañas del Rif, cercanas al Estrecho de Gibraltar, lo que les permitió fácilmente invadir la provincia romana de la Bética en el sur de la Península.
El legado de la Bética, Aufidius Victorinus, utilizó a la Legio VII Gemina para rechazar esta invasión.
Una segunda incursión de los mauri parece que tuvo lugar hacia el 177-180 d.C. pero Roma de nuevo consiguió controlar la situación.